Javier CASTILLO
Desde los diversos ángulos que se vea el acto criminal sucedido la noche del pasado 15 de septiembre en Michoacán, es totalmente repudiable y condenable, sea cual fuere la mano que está detrás del todavía inaclarable estallido de las dos granadas que arrojó de saldo siete personas fallecidas y más de un centenar de heridos. Informaciones subsecuentes dieron cuenta de la detención de presuntos sospechosos, pero noticias más recientes señalan que al parecer fueron dejados en libertad. El estado carece aún de pistas que conlleven a hallar las razones precisas del acto vil, registrado justamente cuando los mexicanos celebrábamos un aniversario más de nuestra Independencia.
Desde los diversos ángulos que se vea el acto criminal sucedido la noche del pasado 15 de septiembre en Michoacán, es totalmente repudiable y condenable, sea cual fuere la mano que está detrás del todavía inaclarable estallido de las dos granadas que arrojó de saldo siete personas fallecidas y más de un centenar de heridos. Informaciones subsecuentes dieron cuenta de la detención de presuntos sospechosos, pero noticias más recientes señalan que al parecer fueron dejados en libertad. El estado carece aún de pistas que conlleven a hallar las razones precisas del acto vil, registrado justamente cuando los mexicanos celebrábamos un aniversario más de nuestra Independencia.
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